miércoles, septiembre 20, 2006

Angelitos negros

Si yo hubiera nacido en Haití, Puerto Príncipe, otro hubiera sido mi destino. Allá, todos los negritos y las negritas andan por la calle descalzos, en general con una cara simpática, cantando alguna canción o invocando el vudú, y a ninguno se le ocurre que tiene que participar en nada ni conocer los entretejidos de la política. Lo único que hacen es amarse, jugar, tirarse al sol con su cajita de Chesterfield al lado y cuando aparece algún turista lo corren:
—Oiga, míster, oiga.
Y le muestran la caja de cigarrillos para vendérsela.
Los negritos y las negritas bailan sin entender que están bailando, cantan sin pensar en lo que hacen, y ninguno interviene en otra cosa porque entonces vienen los Tonton Macoute y al primero que protesta, le dan un garrotazo y lo arrastran al mar. Por lo tanto, negros y negritas viven felices sin preguntarse nada porque saben que todo es imposible.

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